viernes, 21 de agosto de 2009

Sobre el carácter poético de "Así Hablo Zaratustra" de F. Nietzsche

El esbozo de tesis que les presento a continuación intenta mostrar el carácter poético- que pienso- guarda el libro de Friedrich Nietzsche “Así habló Zaratustra”, libro considerado por algunos de sus comentaristas como el más celebre y controvertido de toda su obra. Sin embargo, mi propósito en este momento no es abarcar en su totalidad la obra, únicamente he elegido el prólogo, llamado por Nietzsche, “Prólogo de Zaratustra”, así como tres discursos de la primera parte del libro que me permite ilustrarles el impulso creativo que recorre la “gran obra nietzscheana”. Ellos son: “De las tres transformaciones”, “Del árbol de la montaña” y “Del camino creador”.

Pero antes de iniciar con propiedad permítaseme aclarar el sentido que le doy a dos palabras incluidas en el título de éste, me refiero a la palabra carácter y a la palabra poesía. El “Diccionario Porrúa de la Lengua Española”[1] atina de buena forma diciendo que carácter es una “señal o marca que se imprime, pinta o esculpe en alguna cosa; rastro que se supone deja en el alma alguna cosa conocida o sentida; índole, condición, rasgos o circunstancias por las que se distingue una cosa.” De igual manera Joan Corominas en su “Breve diccionario etimológico de la lengua castellana” refiere que poesía es creación[2]. Así también Joan Corominas y José A. Pascual en su “Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico” comentan que el poeta es “un creador, un hacedor; un autor.”[3]

El buen tono de las anteriores definiciones me permite expresar con mayor claridad la intuición central de este trabajo: la señal, marca o rastro que existe en “Así hablo Zaratustra” y, que por consiguiente, lo distingue de otros libros, es que él mismo es y contiene una preocupación profunda por la experiencia creadora. Digo que “Así hablo Zaratustra” es ya él mismo una preocupación honda por la experiencia creadora, es decir, poética, porque la misma génesis del libro, narrada por Andrés Sánchez Pascual a partir de la autobiografía del mismo Nietzsche llamada Ecce homo, permite ver que las raíces del propio libro están en la inspiración poética, Sánchez Pascual cita a Nietzsche dando razón del estado de su espíritu al momento de concebir “su Zaratustra”.[4] He dicho también que el contenido de la obra es un preocupación por la experiencia creadora, a continuación trataré de explicarlo.


En el “Prologo de Zaratustra” Nietszche, en voz de Zaratustra, hace algunas afirmaciones entorno a la actividad creadora, en algunas ocasiones utiliza la palabra “crear”, “inventar” y en otras “hacer”, o algún otro verbo que implique “poder hacer algo”
1. “Todos los seres han creado hasta ahora algo por encima de sí mismos…[5]
2. “Es tiempo de que el hombre fije su propia meta.”[6]
3. “Compañeros busca el creador” [7]

En el discurso “De las tres transformaciones” comenta respecto a las transformaciones que sufre el espíritu:
4. “Crear valores nuevos- tampoco el león es aún capaz de hacerlo: más crearse libertad para un nuevo crear- eso sí es capaz de hacerlo el poder del león.”[8]
5. “Crearse libertad y un no santo incluso frente al deber: para ello, hermanos míos, es preciso el león”.[9]
6. “Inocencia es el niño, y olvido, un nuevo comienzo, un juego, una rueda que se mueve por sí misma, un primer movimiento, un santo decir sí”.[10]
7. Sí, hermanos míos, para el juego del crear se precisa un santo decir sí…[11]

De la misma manera en el discurso “Del árbol de la montaña” dice:
8. “El noble quiere crear cosas nuevas y una nueva virtud”[12]

También en el discurso “Del camino creador” existen afirmaciones sobre la creación, aunque en éste de forma más abundante que en los anteriores, pues su temática gira totalmente alrededor de dicha experiencia:
9. “¿Puedes prescribirte a ti mismo tu bien y tu mal y suspender tu voluntad por encima de ti como una ley”?[13]
10. ….”Con gusto crucifican a quienes se inventan una virtud para sí mismos”[14]
11. “¡Solitario, tu recorres el camino que lleva a ti mismo!”[15]
12. “Tienes que querer quemarte a ti mismo en tu propia llama: ¡cómo te renovarías si antes no te hubieses convertido en ceniza!”[16]
13. “Solitario, tu recorres el camino del creador: ¡con tus siete demonios quieres crearte para ti un Dios!”[17]
14. “¡El amante quiere crear porque desprecia!”[18]

Transformación y creación

El primer dato que nos da Nietzsche sobre Zaratustra es que cuando tenía treinta años abandono su hogar y el lago de su patria para irse a las montañas a estar en apacible meditación y profunda soledad. Ahí sucede un hecho enigmático: “Pero al fin su corazón se transformo.”[19]No obstante, no es lo único que le ocurre, pues al cumplirse diez años de soledad ininterrumpida decide regresar y darle un regalo a los hombres de los que se había separado ya en un tiempo remoto, ese obsequio es el superhombre.

¿Qué ha sucedido en aquella caverna que ha hecho que a Zaratustra se le ocurra dar a los hombres algo tan misterioso como es el superhombre? ¿Qué es el superhombre? En primera instancia parece que el superhombre es un cambio, una transformación. La observación que hace el anciano que busca raíces en el bosque, el cual encuentra Zaratustra en su descenso a hacia la ciudad, nos da una clave para indagar el sentido de la transformación de Zaratustra, el anciano dice: “Zaratustra está transformado, Zaratustra se ha convertido en un niño, Zaratustra es un despierto […] No me es desconocido este caminante […] llevabas tu ceniza a la montaña […] Puro es su ojo, y en su boca no se oculta náusea alguna.[20]

A esta primera idea, el superhombre es una transformación, se tendría que agregar: Zaratustra es la imagen concreta de dicha transformación…¿por qué es esto así? El anciano antes mencionado ha dicho “Zaratustra se ha convertido en niño”, concuerda con lo dicho por Nietzsche en la cita número 3 dada en la parte “Desarrollo” de este ensayo. Zatarustra, el superhombre, es un niño, un santo decir sí, pero también es un creador, recuérdese: “para el juego del crear se precisa un santo decir sí”, para crear y ser creador, para ser poeta y poetizar, se necesita ser niño, se necesita ser alguien que se ha transformado en un “primer comienzo” que ahora “quiere llevar su fuego a los valles”, pero que antes tuvo que “convertirse en ceniza

Soledad y creación

Para Nietzsche el verdadero creador, el noble, “el que quiere crear cosas nuevas y una nueva virtud” dice lo mismo que el joven triste con el que platica Zaratustra en el discurso “Del árbol de la montaña”: “Cuando estoy arriba, siempre me siento solo.”[21] El creador es solitario. Es solitario porque no es comprendido por los demás; es solitario porque vuela; vuela porque vive encima de los demás inventando para sí mismo su bien y su mal. Nietzsche describe al creador y su condición solitaria con la hermosa metáfora del árbol de la montaña: “Este árbol se encuentra solitario aquí en la montaña; ha crecido muy por encima del hombre y el animal.”[22] También Nietzsche comenta que el creador “quiere ser una estrella” “tiene sed de estrellas” y como tal vive la experiencia de la luminosidad, pero su destino es la soledad: “Así es arrojada una estrella al espacio vacío y al soplo helado de hallarse solo.”[23]

“¿Qué es lo que quiero yo en la altura?”[24] Se pregunta el joven triste de la montaña. Desconoce el sentido de lo que hace, sin embargo, lo quiere. Zaratustra nos deja ver que aquel sentido buscado por el joven es la libertad: “Todavía no eres libre, todavía buscas tu libertad.”[25]

Libertad y creación

Como se ha visto con anterioridad el creador es primero alguien que se ha transformado; busca crear un “algo diferente”. Por ello mismo su destino es la soledad. A esto mismo es importante sumar que su creación tiene como meta fundamental su completa libertad para crearse así mismo. Zaratustra nos dice del creador: “¿A quién es al que más odian? Al que rompe sus tablas de valores, al quebrantador, al infractor: -pero ése es el creador.[26] A lo anterior se puede agregar: el creador es odiado porque quiere “tomarse el derecho de inventar nuevos valores”. Su enemigo es el imperativo que niega su querer: ¡tu debes! La auténtica libertad que busca construir el creador se opone radicalmente a la sentencia de cualquier deber que no venga de él mismo y de su actividad creadora. El deber no es creación sino imposición. Sin embargo esto puede ser diferente si el creador es capaz de imponer como guía de su conducta su misma potencia creativa y realizarla con plenitud.

Nietzche continuando con esta idea, apunta también que para convertirse cabalmente en creador de nuevas formas hay que hacer un esfuerzo por autoconocerse. El camino del creador es también un camino hacia su autoconocimiento: “Quieres marchar, hermano mío, a la soledad? ¿Quieres buscar el camino que lleva a mismo?”[27] Para ser libre es preciso tener conocimiento de sí mismo. Recordar que el camino creador, es decir, el darse a sí mismo unos propios valores y hacerse cargo de ellos, implica despreciar lo que en algún momento se amó y se tomó como al profundamente propio ¡el deber!: Un hereje serás para ti mismo… pero principalmente implica guardar un continuo autoexamen de la propia interioridad: “Pero el peor enemigo con que puede encontrarte serás siempre tu mismo: a ti mismo te acechas tú en las cavernas y en los bosques.”[28]

III. Conclusiones

A través de lo anterior se ha intentado establecer la vena creadora que existe en “Así habló Zaratustra” de Friedrich Nietzsche. Como se ha visto dicha preocupación encuentra tensión en tres apartados de la primera parte del libro y en “Prológo de Zaratustra”.

He tratado de conectar por medio del apartado“Transformación y creación” la relación que mantienen dos nociones relevantes del pensamiento nietzscheano, por un lado, la noción de superhombre y, por el otro, la noción de transformación. Ésta última idea incluye a las transformaciones del espíritu descritas por Nietzsche, a saber, la del camello, a la del león y la del niño, esto se debe a que en ellas el espíritu humano adquiere una lúcida y fuerte expresión creadora. Por otro lado, también he relacionado a Zatarustra con la creación y la transformación porque en él veo la concreta realización de ambas disposiciones artísticas.

A partir del apartado “Soledad y creación” he intentado relacionar el destino peculiar del creador. La soledad en la que vive el creador es el rasgo a partir del cual lo identificamos. Ello es así porque aspira algo más alto más alto y verdadero: la completa libertad de su espíritu. Por lo anterior, el solitario es un creador, porque busca inventar las mejores formas que posibiliten su total compenetración interior con el mundo: “el retirado del mundo conquista ahora su mundo.”[29]

De igual manera el apartado “Libertad y creación” es una apuesta por tratar de dar razón del vínculo profundo entre el creador y su impulso por tener una auténtica libertad creadora. Dicha libertad auténtica se muestra como opuesta a cualquier restricción del deber o de alguna moral. La dirección que da a su espíritu únicamente puede surgir de su potencia creadora, de su querer. Por ello mismo el creador tiene la constante tarea de examinar y conocer su propio espíritu.

Citas

[1] Diccionario Porrúa de la Lengua Española, trigésimo séptima edición, [Preparado por Antonio Raluy Poudevida y revisado por Francisco Monterde], México, 1995, p. 140
[2] Joan Corominas, Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Madrid, 2005, Gredos, p. 465
[3] Joan Corominas y Pascual A. José, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, t. IV, Madrid, 1989, p. 589
[4] vid., Andrés Sanchez Pacual, Introducción en Friederich, Nietzsche “Así habló Zaratustra”, undécima reimpresión, Madrid, 2008, págs. 15-17
[5] Friedrich Nietzsche, “Prólogo de Zaratustra” en “Así habló Zaratustra”, undécima reimpresión, [introd., trad. y notas de Andrés Sánchez Pascual], Madrid, 2008, p. 36
[6] Ibíd., p.40
[7] Ibíd., p.47
[8] [8] Friedrich Nietzsche, “De las tres transformaciones” en “Así habló Zaratustra”, undécima reimpresión, [introd., trad. y notas de Andrés Sánchez Pascual], Madrid, 2008, p. 54
[9] Ibíd., p.55
[10] Idem.
[11] Idem.
[12] Friedrich Nietzsche, “Del árbol de la montaña” en “Así habló Zaratustra”, undécima reimpresión, [introd., trad. y notas de Andrés Sánchez Pascual], Madrid, 2008, p. 78
[13] Friedrich Nietzsche, “Del camino creador” en “Así habló Zaratustra”, undécima reimpresión, [introd., trad. y notas de Andrés Sánchez Pascual], Madrid, 2008, p. 106
[14] Ibíd., p. 107
[15] Idem.
[16] Idem.
[17] Idem.
[18] Idem.
[19] “Prólogo de Zaratustra”, p. 33
[20] Ibíd., p. 34
[21] “Del árbol de la montaña”, p. 77
[22] Idem.
[23] “Del camino creador” , p. 106
[24] “Del árbol de la montaña”, p. 77
[25] Ibíd., p. 78
[26] “Prólogo de Zaratustra”, p. 47
[27] “Del camino creador” , p. 105
[28] “Del camino creador”, p. 107
[29] “De las tres transformaciones”, p. 55

Bibliografía sugerida:
-Sanchez Pacual, Andrés, Introducción en Friederich, Nietzsche “Así habló Zaratustra”, undécima reimpresión, Madrid, 2008, 22 págs.

-Nietzsche, Friedrich, “Prólogo de Zaratustra”, “De las tres transformaciones”, “Del árbol de la montaña”, “Del camino creador” en “Así habló Zaratustra”, undécima reimpresión, [introd., trad. y notas de Andrés Sánchez Pascual], Madrid, 2008, 28 págs.

-Nehamas, Alexander, Nietzsche: la vida como literarura, [trad. Ramón J. García],FCE, Madrid, 2002, 301 págs.

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